Juan José de la Torre Arroyo, estudiante de Ciencias Ambientales (UCO) I 28/08/2023
En la era digital en la que vivimos, el acceso a datos y la conectividad son fundamentales para nuestra sociedad moderna. Desde la navegación en línea hasta las redes sociales y las compras en línea, generamos y consumimos enormes cantidades de datos a diario. Sin embargo, detrás de esta aparente comodidad y eficiencia, se esconde un coste medioambiental significativo que a menudo pasa desapercibido para la mayoría de las personas.
El almacenamiento y procesamiento de datos requieren una infraestructura tecnológica masiva, que a su vez consume grandes cantidades de energía. Los centros de datos, donde se almacenan y gestionan los datos, necesitan funcionar las 24 horas del día, los 7 días de la semana, lo que implica un consumo constante de electricidad. Además, la refrigeración de estos centros de datos también es un factor importante en el consumo de energía.
La mayor parte de la electricidad utilizada en los centros de datos proviene de fuentes no renovables, como los combustibles fósiles, lo que genera emisiones de gases de efecto invernadero y contribuye al cambio climático. Además, la extracción y producción de los materiales necesarios para la fabricación de dispositivos electrónicos y sus componentes también tienen un impacto ambiental significativo, desde la minería hasta el desecho de los dispositivos obsoletos.
El fenómeno del “big data” ha aumentado aún más este problema. Con el crecimiento exponencial de la cantidad de datos que generamos, la demanda de capacidad de almacenamiento y procesamiento se ha disparado, lo que significa una mayor necesidad de recursos y energía. La adopción masiva de tecnologías como la inteligencia artificial y el aprendizaje automático también ha contribuido a un aumento en el consumo energético y en la generación de datos.
Es esencial que tomemos conciencia de este coste medioambiental oculto de los datos y busquemos soluciones sostenibles. Aquí hay algunas acciones que podemos tomar como individuos y como sociedad:
– Eficiencia energética: Las empresas y los proveedores de servicios pueden trabajar para mejorar la eficiencia energética de los centros de datos mediante el uso de tecnologías más avanzadas y la implementación de prácticas más sostenibles.
– Fuentes de energía renovable: Es crucial que los centros de datos y las infraestructuras tecnológicas se alimenten cada vez más de energía renovable para reducir su impacto ambiental.
– Reducción del desperdicio de datos: Los usuarios deben ser conscientes de la cantidad de datos que generan y de la importancia de evitar el desperdicio de datos innecesarios.
– Reciclaje y reutilización: La industria tecnológica debe trabajar para desarrollar políticas de reciclaje y reutilización más efectivas para reducir la cantidad de residuos electrónicos.
– Conciencia y educación: Es esencial que se aumente la conciencia pública sobre el coste medioambiental de los datos y la necesidad de una mayor responsabilidad y sostenibilidad en el uso de la tecnología.
Algunos datos concretos de este tipo de contaminación son:
-Emisiones de CO2 de centros de datos: La industria de centros de datos es responsable de una considerable cantidad de emisiones de CO2. Se estima que sus emisiones son comparables a las de la industria aérea. Esto se debe tanto al consumo eléctrico como a la necesidad de mantener los equipos funcionando y enfriados.
-Streaming de video y emisiones: El streaming de video es una actividad que contribuye significativamente a la huella de carbono digital. Por ejemplo, una hora de streaming de video en alta definición puede emitir aproximadamente 360 gramos de CO2, lo que es equivalente a conducir un automóvil durante unos 1.6 kilómetros.
-Redes sociales y consumo energético: El uso constante de redes sociales también tiene un impacto. Por ejemplo, Facebook estima que cada usuario genera alrededor de 299 gramos de CO2 al año a través del uso de su plataforma.
Acciones concretas que pueden realizar los usuarios de la tecnología para reducir el impacto ambiental:
– Uso eficiente de correo electrónico: Evita enviar correos electrónicos innecesarios y elimina los correos no deseados para reducir la carga de servidores y la energía utilizada en su procesamiento.
– Apagar dispositivos y cargar eficientemente: Apaga tus dispositivos cuando no los uses y desconéctalos del cargador una vez que estén completamente cargados para evitar el consumo de energía en espera.
– Uso de almacenamiento en la nube: Gestiona tu almacenamiento en la nube eliminando archivos y datos innecesarios. Considera también utilizar servicios que empleen energía renovable.
En conclusión, aunque la tecnología de datos ha traído innumerables beneficios a nuestras vidas, también conlleva un coste medioambiental oculto que no podemos ignorar. Debemos tomar medidas para reducir el impacto ambiental de nuestros hábitos de datos y promover prácticas más sostenibles en la industria tecnológica. Solo a través de un enfoque responsable y consciente hacia el uso de los datos podemos garantizar un futuro más sostenible y equilibrado para nuestro planeta.