Los huertos escolares, también llamados laboratorios vivos y dinámicos, son instrumentos efectivos para que las niñas y niños aprendan a cuidar su ecosistema y su alimentación. Pero para que un huerto escolar cumpla con fines pedagógicos, éste debe tener los siguientes objetivos:
- Que los estudiantes aprendan a cultivar, cosechar, conservar y preparar los alimentos de forma sostenible y saludable.
- Que las especies seleccionadas para el cultivo sean semillas autóctonas y/o plantas susceptibles de mejorar la alimentación.
- Que el aprendizaje sea práctico y participativo, para que las niñas y niños puedan incorporarlas a la vida cotidiana, logrando así un cambio en el estilo de vida hacia uno más saludable y sostenible, un modelo donde las personas y la naturaleza estén en el centro.
La importancia de los proyectos de huertos escolares va mucho más allá de permitir que los alumnos observen cómo es la evolución de las plantas y de los alimentos que provienen de la tierra. La inclusión de estos conocimientos dentro del currículo académico forma parte de la construcción de una ciudadanía
responsable con su entorno y, en definitiva, de un municipio más coherente con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030.
La Fundación Somos Naturaleza está especializada en construir y gestionar programas de huertos escolares. Ahora mismo está ejecutando varios de ellos en los municipios de Montilla y Fernán Núñez gracias a la cofinanciación de sus respectivos Ayuntamientos