Mercedes García de Vinuesa, de la Fundación Somos Naturaleza | 18/07/2023
¿Sabías que un tercio de la comida producida es desperdiciada, siendo los hogares los responsables de la mayor parte de los desechos?
Las cifras de la FAO lo confirman: el 61% del desperdicio alimentario proviene de nuestras casas, seguido de la restauración (26%) y la distribución (13%).
Y si concretamos en la realidad de nuestro país, según los últimos datos disponibles del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, los hogares españoles desperdiciaron de media 70 kilos o litros de alimentos y bebidas durante el año 2021.
Es decir, la friolera de un total de 1.245,86 millones de kilos o litros.
Si bien es cierto que no todos los hogares desperdician en la misma proporción, pues de hecho, un 26% de los mismos no desperdició ningún alimento.
Los productos sin elaborar siguen siendo los más desperdiciados con diferencia: un 74% de los hogares españoles los desperdician. Se distinguen dos maneras de desperdiciar platos ya preparados: desde la cazuela o el plato o desde la nevera. En ambos casos, la disminución del número de hogares que desperdiciaron sobras de alimentos es notable. Hubo más de 700.000 hogares que dejaron de desperdiciar desde la nevera (un 14% menos que en 2020), y 472.000 hogares menos que desperdiciaron desde la cazuela o el plato (un 13% menos que en 2020).
Antes de desperdiciar cualquier alimento, párate un segundo a pensar ¿Qué tuvo que haber pasado para que este alimento llegara desde el campo hasta mi casa? ¿cuánto trabajo y esfuerzo hubo? ¿Cómo podría evitar la próxima vez tener que tirar ningún alimento?
Algunos consejos para reducir el desperdicio de alimentos estas vacaciones:
1.- Compra de forma inteligente solo lo que necesites: planifica bien los menús semanales y haz una lista de compras detalladas. Así además permite comprar las porciones justas y evita adquirir más de lo que necesitamos. Antes de hacer la compra es recomendable revisar la despensa y el frigorífico para entender que tiene y que necesita.
Y al guardar la compra, mueva los productos más viejos al frente y deje los más nuevos atrás, para usar antes los de fecha de caducidad más corta.
2.- Aprende a distinguir entre fechas de caducidad y de consumo preferente: “Consumir preferiblemente antes de” significa que el alimento conserva toda su calidad y propiedades organolépticas óptimas hasta esa fecha, pero continúa siendo seguro para el consumo después de esta. Sin embargo, la fecha de caducidad equivale a su vencimiento, es decir que después de esa fecha consumir el alimento puede resultar inseguro. Pero siempre hay remedios caseros que nos pueden ser útiles. Es el caso de los huevos y el sumergirlos en un recipiente con agua. En el caso de que llegue al fondo del recipiente rápidamente, el huevo es perfectamente apto para el consumo. Si lo hace más despacio tampoco habría problema. Solo en el caso de que el huevo flote deberíamos evitar su consumo y tirarlo a la basura porque es un indicador de que está en mal estado.
3.- No discrimines por la estética, las verduras y frutas “feas” también son sabrosas y alimentan. Es decir, ciertas imperfecciones no afectan la calidad, salubridad o el valor nutricional de los alimentos.
Si es una cuestión de que apareció moho, estas reglas generales pueden ayudarnos a saber qué hacer.
- Los alimentos duros deben ser seguros para consumir una vez que se retira la parte mohosa junto con el área circundante. Esto incluye los quesos duros, las carnes curadas duras (como el salami y el jamón) y las frutas y verduras firmes (como la col, los pimientos, las verduras de raíz).
- Los alimentos blandos deben desecharse una vez que comienzan a moldearse. Esto incluye sobras cocidas, quesos blandos, yogures y otros productos lácteos, pan, mermeladas y frutas y verduras blandas (como pepinos, melocotones, tomates, bayas, etc.). Esto se debe a que el moho se puede extender en alimentos blandos y es posible que ni siquiera se perciba.
4.- Usa lo que tienes y si sobra, intenta reutilizarlo.
Previo a preparar una receta revisa sus ingredientes y procure incorporar aquellos que están prontos a caducar.Evite preparar comida con ingredientes frescos cuando aún existen sobros en su refrigerador. Aprenda a valorar las sobras de comida, podemos ser creativos y utilizarlas para preparar platos nuevos.
5.- Si comes fuera, evita servirte en exceso y consume productos locales. Incluso si estás ante un buffet libre y tienes la tentación de llenar el plato, piensa que es mejor servirse varias veces porciones pequeñas, que dejar alimentos sin consumir en su plato. Si estás en un restaurante que sirve porciones muy grandes puedes compartir con tus amigos o familiares.
Respecto al consumo de cercanía o kilómetro cero es porque cuantos menos eslabones tuvo que recorrer ese alimento desde el campo hasta tu plato, menos posibilidades tiene de ser dañado/ rechazado en alguna de las etapas de las cadenas de suministro y distribución.
6.- Comparte o dona tus excedentes.
Si te vas mucho tiempo de vacaciones, y detectas excedentes alimentarios, invita a amigos a comer, ofréceselo a tus vecinos o familiares o dónalo a tu banco de alimentos más cercano.
Al reducir el desperdicio de alimentos en los hogares, contribuimos también a recortar la cantidad de alimentos desechados que acaban en vertederos, donde la comida se descompone y emite gases de efecto invernadero que influyen en el cambio climático.