Mercedes García de Vinuesa, Directora Fundación Somos Naturaleza. | 17/04/2023
El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) ha publicado su sexto informe que sugiere que estamos ante una última oportunidad para garantizar un mundo habitable a las próximas generaciones.
Dicho informe refleja los efectos adversos que ya está causando y causará el cambio climático: menor disponibilidad de agua potable y de alimento (cosechas más pobres, disminución de la capacidad de reproducción de los animales y de la producción en acuicultura), mayores y nuevas enfermedades infecciones, empeoramiento de la salud mental, desplazamientos y migraciones, terrenos costeros inundados por el mar, fenómenos meteorológicos extremos y sus consecuencias en los daños a infraestructuras o pérdidas humanas.
Además, dicho informe describe de forma gráfica qué ocurrirá si seguimos esta tendencia de crecimiento de las emisiones respecto al incremento de las temperaturas a nivel global, estimado entre 1,5º y 4,0ºC.
Y este aumento de temperaturas no se quedará en veranos cada vez más calurosos, sino que tendrá consecuencias nefastas y efectos multiplicadores en los ciclos de precipitaciones y en la composición del suelo (por la influencia de la evaporación). Cada grado que incrementemos al planeta, supondrá también pérdidas de miles de especies animales y vegetales, de nuevos problemas de salud para los humanos y de otras consecuencias que quizás ni sepamos intuir.
Con cada incremento del calentamiento global, los cambios regionales en el clima y sus extremos se vuelven más generalizados y profundos.
A pesar de la crudeza del informe, sí hay esperanza y nos indica exactamente dónde están las soluciones, pues realmente existen opciones viables y eficaces para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Sin embargo, esto requerirá cambios profundos en el sector alimentario, la electricidad, el transporte, la industria, los edificios y el uso de la tierra.
Si se comparten las tecnologías, los conocimientos especializados y las medidas de política adecuadas, y se aporta de inmediato la financiación suficiente, cada comunidad puede reducir o evitar el consumo con altas emisiones de carbono.
Como ciudadanía, como empresas y administraciones públicas…¿estamos dispuestos a realizar estos cambios transformadores? Requerirá realizar fuertes inversiones en energías limpias, instaurar red de transporte público verdes, imponer tributos para los que más contaminan, reducir nuestro consumo entre otras cosas. Además, supondrá a nivel individual renunciar a determinados hábitos que tenemos muy incorporados en nuestra sociedad del bienestar para poner el foco en otros valores que garanticen la sostenibilidad a largo plazo: ya no será posible viajar a la otra parte del mundo varias veces por año, o estrenar una prenda cada temporada, comer cualquier fruta todo el año o pagar tan poco por algunos productos que no incluyen el coste medioambiental…
Desde la Fundación Somos Naturaleza apoyamos estas medidas y añadimos que debe existir un reparto equitativo de las cargas y un espíritu de colaboración mundial para que realmente tengan efecto global. Por ejemplo, la decisión del aeropuerto de Schiphol (Países Bajos) de prohibir los jets privados a partir de 2025 puede marcar un precedente y tener efecto dominó en otros aeropuertos. En general, aunque los jets privados solo causan el 0,04% de la emisión de gases invernadero, consideramos que todas las medidas suman, y que el siguiente paso debería ser sustituir los vuelos cortos por trayectos en tren.
Si quieres acceder al informe completo AR6 Synthesis Report: Climate Change 2023 (ipcc.ch)
