Mercedes García de Vinuesa, Directora Fundación Somos Naturaleza. | 01-08-2023
Las consecuencias del cambio climático tienen un impacto significativamente diferente según las geografías y las sociedades. Y si ya sabemos que afectará en mayor medida a los más vulnerables, podemos afirmar que las mujeres del Sur global son desproporcionadamente vulnerables al cambio climático, lo que se traducirá en un agravamiento del fenómeno conocido como “feminización de la pobreza”. En los países del Sur global, las mujeres tienen derechos más limitados y menos acceso a los recursos que los hombres.
Pero para entender mejor por qué el cambio climático afectará especialmente a mujeres y niñas. Comenzaremos con un ejemplo sobre el acceso a los alimentos y al agua.
El cambio climático afecta a la disponibilidad de agua y, como consecuencia, las mujeres rurales, a las que normalmente se les encomienda la tarea de ir a buscar agua, tienen que recorrer mayores distancias para recogerla, lo que aumenta su ya considerable carga de trabajo.
En cuanto a la seguridad alimentaria, las mujeres producen entre el 60% y el 80% de los alimentos en la mayoría de los países en desarrollo y son responsables de la mitad de la producción mundial de alimentos. Las mujeres también dirigen un amplio abanico de actividades que apoyan la seguridad alimentaria, como la conservación del suelo y el agua, y la recogida de agua y combustible para cocinar y calentarse.
A pesar de su papel, las mujeres siguen teniendo un acceso limitado a recursos y servicios fundamentales:
- Acceso a la tierra, ni siquiera el 2% de la tierra es propiedad de las mujeres
- Acceso al crédito, sólo el 10% de los créditos se conceden a las mujeres, principalmente porque la legislación nacional y el derecho consuetudinario no les permiten compartir los derechos de propiedad de la tierra junto con sus maridos, o porque las mujeres cabeza de familia están excluidas de los planes de derecho a la tierra.
- Acceso a la educación, dos tercios de los analfabetos del mundo son mujeres y niñas.
El cambio climático también afecta a la migración y el desplazamiento: ¿sabías que en muchas sociedades, los hombres tienen más movilidad debido a las normas sociales que consideran aceptable que un hombre emigre, y también debido a las facilidades materiales como el dinero y los medios de transporte? Si su marido emigra, las responsabilidades de las mujeres dentro y fuera del hogar aumentan, ya que deben realizar actividades adicionales que manejan los hombres.
La migración provocada por estas consecuencias medioambientales aumenta las tasas de mortalidad entre las mujeres, debido a su incierta situación socioeconómica y a la falta de acceso a la información.
En lo que respecta a la exposición a sustancias químicas, las mujeres suelen enfrentarse a mayores tasas por ser las que ocupan la mano de obra mayoritaria en sectores como la limpieza, la industria alimentaria o la confección. Algunos de esas sustancias químicas alteran el sistema endocrino y las trabajadoras corren un riesgo especialmente elevado durante los años de gestación y el embarazo.
En resumen, la relación entre el género y el cambio climático es dinámica, compleja y específica del contexto. Por esta razón, las iniciativas de adaptación o mitigación al cambio climático deben abordar los impactos específicos de género, particularmente en áreas relacionadas con el agua, la seguridad alimentaria, la agricultura, la energía, la salud, la gestión de desastres y los conflictos. En definitiva, para fomentar un cambio transformador hacia una sociedad justa y sostenible, debemos trabajar en la igualdad de género.