Un ejemplo ilustrativo de insostenibilidad y sobreexplotación de la naturaleza.
Autor: Pepe Esquinas, científico y humanista que trabajó 30 años como directivo de la FAO y presidió el Comité de Ética
En el mundo pasen hambre más de 800 millones de personas y está previsto que esta cifra aumente en los próximos años.
Analicemos con cifras algunas incongruencias:
- Producimos el 60% más de lo que necesitamos y entre 30 y 40.000 personas mueren cada día como consecuencia del hambre y la malnutrición. Según datos de la FAO[1] unos 1300 millones de toneladas métricas de alimentos (1/3 de la producción mundial) se pierden y se desperdician (PDA[2]) cada año sin llegar a la boca del consumidor: En Europa unos 89 millones en España 7,7 terminan en su mayor parte en la basura y más del 20% en envases sin abrir porque ha caducado.
- Para producir esos alimentos que no va a comer nadie estamos usando un, 1/3 de las tierras fértiles del planeta (unos 1.400 millones de hectáreas equivalente a 28 veces la superficie de España), 1/4 del agua dulce utilizada en el mundo, 300 millones de barriles de petróleo, ….. y estamos vertiendo a la atmósfera un 12% de los gases invernadero causantes de los cambios climáticos. El alimento medio que consumimos en España ha recorrido previamente entre 2500 y 4000 km.
- El número de personas obesas y con sobrepeso ha aumentado en el mundo hasta llegar a los 1600 millones (en Europa más del 60% de la población), a menudo debido a una alimentación no saludable (“comida basura”) y/ o en exceso. Muchas de las enfermedades llamadas no transmisibles (oncológicas, diabetis, cardiovasculares, …) aumentan como consecuencia de la obesidad y el sobrepeso. Europa gasta unos 700.000 millones de euros (12 veces más del coste de la PAC[3]) al año para combatir estas enfermedades.
Algo falla en este sistema agroalimentario
Hemos pasado de que los alimentos fuesen sagrados (el pan que caía al suelo se recogía, se besaba y se comía) a que sean considerados hoy meras mercancías. A nivel internacional, tras la reciente fusión Bayer-Monsanto, el 70 % de las semillas y el 65 % de los agroquímicos están en manos de tres grandes multinacionales. Otro pequeño grupo de grandes multinacionales controla el comercio y la distribución de alimentos. Y finalmente grandes compañías farmacéuticas producen y venden productos adelgazantes y medicinas para controlar las enfermedades que provoca la malnutrición.
El alimento-mercancía es rentable si se vende, no importa que llegue o no a la boca del consumidor. El objetivo puramente mercantil es también producir mucho no importa si el sistema de producción es o no depredador de los recursos naturales del planeta. Ni si el tipo de consumo fomentado daña o no a la salud humana…
En este contexto GLOBAL y en contraste con lo anterior, resulta sorprendente la importancia de la agricultura familiar y la agricultura de cercanía para alimentar a la humanidad de forma sostenible. Según datos de la FAO en torno al 80% de los alimentos que hoy nutren el mundo (no los que se pierden o se desperdician) proceden de la agricultura familiar y de hecho la ONU ha declarado la Década internacional de la agricultura familiar (2019-2028). Sobre esta misma base, la ONU ha negociado durante años y finalmente aprobado en su Asamblea General (New York, dic. 2018) en el contexto de los Derechos Humanos: la Declaración Universal sobre los Derechos de los Campesinos y otras personas que trabajan en el medio rural.
Como consumidores podemos combatir estos despropósitos transformando nuestro carro de la compra en un carro de combate, comprando solo lo que necesitamos, productos frescos, de cercanía, ecológicos y de temporada.
[1] Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación
[2] Pérdida y Desperdicio de Alimentos
[3] Política Agraria Común de la Unión Europea