Ángela Portero, Fundación Somos Naturaleza. | 10/04/2023
La Custodia del Territorio es un conjunto de valores e instrumentos que pretenden implicar a los propietarios y usuarios del territorio en la conservación y el buen uso de los valores y los recursos naturales, culturales y paisajísticos. Para conseguirlo, promueve acuerdos y mecanismos de colaboración continua entre propietarios, organizaciones sin ánimo de lucro o de interés social relacionado con la conservación (entidades de custodia) y otros agentes públicos y privados. Así aparece en el Libro Blanco “Construyamos el futuro de la Custodia del Territorio”, elaborado en 2018 por la Fundación Biodiversidad y el Foro de Redes y Entidades de Custodia del Territorio (FRECT).
La Ley 42/2007, de 13 de diciembre, del Patrimonio Natural y la Biodiversidad, es la primera normativa española que hace referencia a la Custodia del Territorio, dónde se define como el “conjunto de estrategias o técnicas jurídicas a través de las cuales se implican a los propietarios y usuarios del territorio en la conservación y uso de los valores y los recursos naturales, culturales y paisajísticos”. Además, establece que Entidad de Custodia es aquella “organización pública o privada, sin ánimo de lucro, que lleva a cabo iniciativas que incluyan la realización de acuerdos de custodia del territorio para la conservación del patrimonio natural y la biodiversidad”.
La Custodia del Territorio (CT) establece un marco de carácter colaborativo, lo que implica la necesidad de la definición de roles de distinto tipo, con distintas responsabilidad y funciones a realizar en los acuerdos establecidos, pudiendo definirse unos roles básicos que estructuran los pilares de los acuerdos de custodia. En los Acuerdos de Custodia están implicados los propietarios del terreno, las entidades de custodia, también entidades financiadoras y entidades de apoyo.
Los objetivos generales de los acuerdos de custodia son los siguientes:
- Implementar un marco instrumental adecuado para acometer el objetivo de frenar la pérdida de biodiversidad en sus diferentes escalas y recuperar servicios ecosistémicos.
- Impulsar un modelo de desarrollo sostenible que consolide la puesta en valor de la biodiversidad y refuerce su función como recurso generador de bienes y servicios (capital natural).
- Consolidar un modelo de gestión integrada de la biodiversidad a través de la coordinación interadministrativa y el desarrollo de las políticas sectoriales estratégicas.
- Reforzar la visión global en la gestión de la biodiversidad, consolidar los objetivos en la materia de la política europea e impulsar la cooperación internacional e interterritorial.
- Fomentar la corresponsabilidad, la movilización de los actores sociales implicados, la gestión participativa y la permeabilidad en la toma de decisiones (modelo de gobernanza).
Más allá de la biodiversidad y su conservación como tal, la potencialidad de la CT va más allá de una herramienta de conservación. También supone un marco de actuación que permite la interacción y generación de redes y alianzas, la protección del medio ambiente, la generación de empleo verde y el impulso del desarrollo sostenible.
Andalucía es una comunidad autónoma de singular riqueza natural, contando con unos índices de biodiversidad muy elevados, de los más altos de Europa, siendo además la región del territorio español con un mayor número de Espacios Naturales Protegidos.
Un ejemplo de riqueza y diversidad es la Campiña Sur Cordobesa, en la que se encuentra el Alzacola Rojizo, un ave protegida, escasa y característica de esta zona, que puede constituirse en un “valor añadido” para los aceites y vinos procedentes de olivares y viñedos que la albergan y, a su vez, servir como potenciador socioeconómico para el territorio.
La presencia de Alzacola Rojizo es un buen indicador ecológico ya que pone de manifiesto la existencia de unas características del hábitat idóneas y un manejo compatible con la conservación de sus valores naturales. Además de una especie que, por su comportamiento, su distribución restringida y la rarefacción de sus poblaciones, es idónea para fomentar la imagen y el potencial de actividades de ecoturismo y turismo gastronómico y de naturaleza.
Actualmente son cinco los acuerdos de custodia en la Denominación de Origen Montilla-Moriles que se enmarcan dentro del Proyecto Alzacola Rojizo, promovido conjuntamente con la Fundación Somos Naturaleza-Fundación Social Universal, la asociación Harmusch y el grupo de anillamiento EPOPS, que trabaja bajo enfoques social, biológico y económico. Sus objetivos principales son: incrementar el conocimiento sobre la biología del ave, establecer medidas de protección de la biodiversidad asociadas a las prácticas agrarias utilizando el alzacola rojizo como especie paraguas, implementar y fomentar acciones de custodia del territorio, elaborar una guía de buenas prácticas agrícolas existentes en nuestra zona como ejemplo para el territorio nacional, generar una marca de calidad ambiental asociado a los derivados de zona de alzacola y divulgar el binomio patrimonio natural/patrimonio vinícola como ejemplo de sostenibilidad ambiental.
En este año, estas cinco fincas han realizado medidas concretas en la consecución de estos objetivos, cómo son la colocación de cajas nido, un uso racional de biocidas y productos fitosanitarios, potenciar la vegetación de lindes y ribazos con especies autóctonas, favorecer la existencia de puntos de agua para las poblaciones de aves silvestres y otra serie de actuaciones gracias al asesoramiento facilitado por la Fundación Somos Naturaleza.